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La clave más importante para estudiar el Apocalipsis

¿Conoces la clave?

La biblia es una obra sublime y maravillosa como ninguna otra (al menos en pocas palabras), y no es para menos; es palabra de Dios. Ella da testimonio de los actos del Todopoderoso y también de su carácter y persona, tanto que, a través de ella tenemos la oportunidad de conocer a Dios, y por supuesto, también su voluntad.
            
Ello no será diferente en cuanto al conocimiento del Apocalipsis, pues forma parte de la revelación de Dios y en él encontramos la revelación definitiva de la consumación de Su plan; una descripción de cuando el Señor comience a reinar, de lo cual habla Juan cuando dice:

"El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos."

Ap. 11:15 [RVR60]
            
Pero, ¿seremos nosotros capaces de comprender este libro que tanta controversia ha causado en nuestra época? ¿Cómo podremos ver la luz en sus misterios? ¿Dónde está el secreto, la clave más importante para entender?
Estudiar tal revelación supone un reto que no muchos han sabido afrontar. Cualquier envanecimiento nos llevará en pocos y cortos pasos a un valle de incontables desviaciones doctrinales cargadas tanto de incertidumbre como de proximidad a la herejía. No es más peligroso el tener una base teológica débil que acercarse a estudiar escatología (estudio de las últimas cosas) con una actitud equivocada; y es por supuesto la mezcla de estos dos factores un boleto seguro a la falsa doctrina. Y he aquí el primer y más determinante paso para alcanzar lo que deseamos: Humildad y sencillez, dos virtudes esenciales que serán las máximas del estudiante cristiano a lo largo de su viaje por el Apocalipsis y también por el resto de la revelación.
Otro asunto que merece atención es que ciertamente el lenguaje simbólico y lleno de imágenes fantásticas del Apocalipsis hace que este sea atractivo ante nuestra curiosidad, y pone a volar fácilmente la imaginación humana. Por lo tanto, al estudiar este libro no debemos dejarnos llevar por nuestra mente o nos veremos inmersos de un momento a otro en una maraña de conjeturas basadas en puras hipótesis y suposiciones que son más sensacionalistas que útiles para los creyentes. Hay que buscar la verdad sencilla y no adulterada que reposa en las escrituras, sin torcer ni forzar nada.
De igual forma, tendremos que cuidarnos de interpretaciones en base a presuposiciones filosóficas (o teológicas) existencialistas (o de cualquier tipo) ya que esto le añade un valor sobreestimado a lo que nosotros percibimos de la escritura y le resta importancia a lo que ella originalmente y realmente dice. Así quedebemos despojarnos de nuestros prejuicios y pre-concepciones; lo que defendemos por naturaleza y tradición nunca tendrá más autoridad en la vida y en la mente del creyente como las propias Sagradas Escrituras. Habremos de ser estudiantes objetivos si queremos obtener resultados que sean útiles y de beneficio.

Por último, pero de primordial importancia, debemos decir que sin la ayuda de Dios y la guía de su Santo Espíritu no llegaremos a ningún lado; solo él nos hará comprender realmente su palabra y nos transformará a través de ella.
           
La biblia no es solamente un texto informativo, de hecho, es el único libro capaz de transmitir vida, y aún más: Ella está viva por ser palabra de Dios (Heb. 4:12). No encontraremos ningún otro libro con la capacidad de discernir "los pensamientos y las intenciones del corazón" ni nada siquiera parecido.
Por lo tanto es de suma importancia que consideremos cual debe ser nuestra actitud al momento de acercarnos a ella. Si lo que nos impulsa a estudiar la revelación son las ansias de saber más y poder dominar dicha información, obtendremos eso que deseamos ciertamente, pero allí encallaremos, morirá nuestro viaje y será todo. Si el motor de nuestra empresa es nada más y nada menos que una sed genuina por conocer a Dios a través de lo que él dice y vivir conforme a su palabra, esta será una vida de estudio (por así llamarla) con sentido y propósito, en un constante proceso de renovación tanto de nuestro entendimiento como de todo nuestro ser.
Solo en el momento en que dejemos de interrogar a las escrituras y nos dispongamos a ser más bien interpelados y transformados por su contenido; empezará a tener verdadero sentido y significado cualquier labor de estudio que a ella se refiera.  
En conclusión, si respetamos  las escrituras y les damos el lugar que merecen y reclaman en nuestro estudio, seremos bendecidos, refrescados y edificados por ellas.
¿Está dispuesto usted a acercarse a estudiar con un espíritu humilde y convicciones sinceras las últimas páginas de la maravillosa revelación de Dios?

Por Daniel Tapizquen

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